jueves, 23 de febrero de 2012

Todos iguales? (Sobre la cama de Procusto)

Me mencionaron un articulo de febrero 2012 en "El Tiempo", escrito por un columnista colombiano (Francisco Cajiao) donde indica que normalizar alumnos en un curso de la escuela aún no resulta lo mas adecuado.

Aunque este tipo de comentarios los vengo escuchando desde siempre sin ver cambios al respecto (no se puede?), el paralelo que Cajiao evidencia entre la adaptación forzada del alumno al grupo, y leyenda griega del posadero Procusto, es jocosamente afortunado:  al final del ejercicio habrán muchos lesionados y muy pocos tendrán la ventaja práctica para su vida futura.  Nos tocó a varios. Les toca ahora a nuestros hijos?


Si como dice al inicio, "la gran labor del maestro es acompañar búsquedas y compartir la emoción de descubrir", entonces, cuál será la alternativa intermedia que se puede llevar a la práctica en el cole? 



El enlace en El Tiempo.com 13-Feb-2012. 
 "La cama de Procusto" (Francisco Cajiao, columnista)






Gracias a Carlos Andres por esta sugerencia, de nuevo.

3 comentarios:

  1. Vivimos sujetos a los paradigmas con los que nos formaron; en este sentido nos cuesta aceptar nuevas posibilidades para los procesos de formación. Además, con grupos muy grandes es más difícil adelantar una educación personalizada como sería ideal. Por ahora, se busca el desarrollo de competencias básicas mínimas para todos, pero escasamente se explotan las potencialidades y fortalezas de los estudiantes. Y si a eso añadimos la multiplicación de trabajo para los docentes, por los mismos sueldos, haciendo el trabajo de dos o tres y sin estímulos que favorezcan su espíritu investigativo y su creatividad en el trabajo con los chicos... Sin embargo, vale la pena soñar, porque lo que se puede soñar y pensar, se puede realizar... Que vivan las diferencias y que estas sirvan para complementarnos y enriquecernos mutuamente. Exitos y felicitaciones por sacudir nuestra mente y nuestro corazón en aras de una formación integral de calidad para nuestros bellos motivos (hijos)...

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  2. Interesante tu mensaje, Carlos Uriel. Gracias.

    Inconscientemente a uno se le escapa lo de la habitual y a veces inmisericorde explotación y hasta maltrato de una profesión que debiera ser el centro de la sociedad...

    Si bien no todos los maestros llegan a serlo en verdad, algunos carecerán de vocación (supongo que son los menos), y otros pocos vivirán contaminados de la común falta de interés por el bienestar del vecino, mal que bien nuestros hijos se encuentran diariamente en sus manos por voluntad nuestra.

    Entonces, porqué no soñar con que se reenfoque en el sentido propuesto, su rol y el de los demás actores comprometidos, en favor del bienestar de los pequeños?

    Sin embargo, me quedan algunas preguntas de neófito:
    - Cuáles son ésas competencias mínimas a que se refiere tu comentario?
    - En otros de mis posts ["Inteligencias Múltiples y Educación Personalizada" y "Adaptar el Homeschooling o la educación en casa", pero quizá también subyace en algún otro] existe una propuesta que puede ser parte de la solución, y es aquello de forzar el buen trabajo en equipo. No podría darse algún tipo de respuesta o apoyo a ese problema mediante la conformación de grupos activos entre maestros, entre padres y entre maestros y padres, usualmente marginados del ámbito escolar? Qué experiencias habrá al respecto?
    - Que tan lejos estamos de ver realmente a los maestros, y lograr que se vean a si mismos, siempre como guías y líderes de cambio para el proceso formativo que tiende a destacar y anteponer hoy la normalización frente a la individualidad como factor de éxito?

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  3. Muchas gracias. Ultimamente los Colegios han enfocado su trabajo hacia los resultados satisfactorios en las Pruebas del ICFES (Saber), las cuales evalúan de algún modo las competencias llamadas "básicas" (interpretar, argumentar y proponer); a estas se le han agregado las Famosas Competencias Ciudadanas y ahora también se quieren promover las Laborales. No me parece que trabahjar estas competencias esté mal, todo lo contrario ciertamente ayudan al estudiante en sus procesos. Lo que me preocupa es que siempre se busque lo mínimo de estas competencias. Siempre a nuestros estudiantes les va a faltar cinco para el peso. Si trabajáramos más la inteligencia espiritual y la inteligencia emocional daríamos un valioso apoyo no solo a los chicos sino a sus familias y, por ende, a la sociedad. Si hubiera menos estudiantes en el aula y mayores estímulos para el trabajo de los docentes, si no se mirara tanto la educación como un gasto costoso, sino como una inversión que trae los frutos del progreso de las comunidades y el desarrollo integral de los sers humanos, si no se buscara estandarizar y mas bien se orientaran los talentos de los niños y se les sacara sano provecho... Otro gallo cantaría. Y eso que nuestros hijos son afortunados (en Reino de ciegos el tuerto es Rey), a los chicos de la escuela oficial se les ofrece "gratuidad" y "calidad" (sofismas de distracción), cuando a la hora de la verdad se les forma para ser mano de obra calificada y barata, empleados cuando más y borrregos que van a dejar sus destinos en manos de otros. Y la discusió sigue abierta...

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